by abenben on 12 de diciembre de 2020 at 17:47 · Filed under Sin categoría and tagged: gastronomía, historia
Apenas faltan unos días para que las fiestas navideñas ocupen nuestros hogares y las mesas se llenen de comida. Pero, ¿por qué comemos lo que comemos?
La Navidad se trata de una celebración religiosa, por tanto, es ésta la responsable de marcar una gastronomía para esta festividad.
Antiguamente, el 24 de diciembre únicamente se podía hacer una comida al día la cual no podía incluir carne; de ahí viene la costumbre de de cenar pescado o marisco.
Una vez pasada la Misa del Gallo, es cuando empezaba la fiesta y se levantaba la abstinencia; y es cuando algunas familias hacían el resopón con dulces y frutos secos, y algunos incluso con carne, pescado…
LOS PLATOS TRADICIONALES DE ESTA FESTIVIDAD SON:
Cordero: al tratarse de una carne tierna y poseer un sabor muy intenso, se ha convertido en un plato indispensable en estas fiestas.
El consumo de este plato viene marcado por la religión; según el Génesis, Dios pidió a Abraham que sacrificara a Isaac, su hijo, y finalmente sacrificó un cordero en su lugar.
Pavo: se trata de un símbolo de anglosajón de Navidad o la festividad de Acción de Gracias. Su historia se remota a la época en la que los conquistadores españoles de México encontraron estos pájaros que tenían una carne muy fina, la cual se asemejaba a la del pavo real y lo trajeron a España.
Hay recetas muy variadas para comer este plato, con vino y castañas, asado, relleno de frutos secos y manzana, pavo en salsa…
El Capón Relleno: actualmente su consumo no es tan común debido a su larga elaboración, pero antiguamente fue el plato estrella en los banquetes navideños. Las familias dedicaban meses a prepararlo; se sacrificaban pollos, gansos, patos o gallinas criadas en casa.
Hoy en día, la mayoría de los menús navideños contienen jamón, canapés, panecillos para el foie, sopa, marisco, un plato principal de carne o pescado y el postre, con turrón, diversos dulces, copa y café.
Si en un trivial os tocara la prueba «Nombra tres platos de comida africana.»
¿Cuáles se os ocurrirían?
Seguramente muchos penséis en platos típicos del norte de África como el cuscús, hummus o tal vez tajin; los cuales probablemente hayáis probado en restaurantes marroquíes o en alguno de los restaurantes veggies tan de moda.
Sin embargo, África es un continente inmenso, no sólo territorialmente sino también gastronómicamente. Por eso os voy a intentar acercar un poco a una de sus cocinas, la etíope.
Fuente. The Perennial Plate. Beyaynetu.
Lo primero que debéis saber es que la mayoría de los platos se comen con las manos, con injera. Injera es un pan que sirve como plato y cubertería, hecho con un cereal autócotono del país llamado teff. Este cereal es muy nutritivo, por eso lo podéis encontrar entre las listas de los alimentos llamados superfood.
Esta cocina es muy sabrosa gracias a las especias que utiliza. Berbere es una mezcla de especias, que puede contener desde 10 hasta 25 distintas, y la receta varía de familia a familia. Además, es muy variada, incluye legumbres, verduras, carne (excepto la de cerdo, por tradición islámica) e incluso pescado, a pesar de no ser un país costero. Entre los platos a probar está el: shiro be kibbe (guiso de legumbres), kitfo (tartar de carne de ternera), chechebsa o kita fir-fir (pan kita roto y frito con berbere y kibbe -mantequilla clarificada preparada con hierbas y especias-, con miel) y beyaynetu (pan injera con un mix de curries y verduras por encima).
Fuente. YouTube: The Ultimate Ethiopian Food Tour – Street Food and restaurants in Addis Ababa, Ethiopia! Shiro be kibbe.
Fuente. YouTube: The Ultimate Ethiopian Food Tour – Street Food and restaurants in Addis Ababa, Ethiopia! Chechebsa o kita fir-fir.
Por otro lado, entre las bebidas encontramos el café, originario del país, el cual acompañan con una ramita de rue.
Fuente. YouTube: The Ultimate Ethiopian Food Tour – Street Food and restaurants in Addis Ababa, Ethiopia! Cafe con rue.
También tej, una bebida alcohólica que se la conoce como vino de miel, y deliciosos zumos.
Uno de los alimentos que más se venden durante la Navidad, son los palitos de cangrejo; se trata de un alimento que siempre lo hemos asociado con las ensaladas, por tanto, un alimento saludable, pero no es así.
Estas barritas no tienen los mismos beneficios que el pescado, de hecho no están formadas por cangrejo, sino por una pasta conocida como surimi (formado por las partes del pescado de peor calidad), la cual tiene poco interés nutricional.
Los palitos de cangrejo no están formados únicamente por surimi, sino que también contienen almidones de maíz, trigo, patata, aceites de baja calidad, azúcar, sal y potenciadores del sabor, además de huevo pasteurizado y algunos aditivos.
Por eso, debemos evitar tomar estos palitos en grandes cantidades y quitarnos de la cabeza el mito de que se trata de un alimento saludable.
Tiene un contenido de lípidos similar al atún o reo, y un alto contenido de ácidos grasos monoinsaturados, insaturados y omega-3. El consumo del mismo es fundamental para llevar a cabo una dieta equilibrada. Por ello, se recomienda consumir 3-4 porciones a la semana porque aporta un alto valor biológico de proteínas, potasio, hierro, calcio, vitamina D y vitaminas del grupo B.
Según la Fundación Española del Corazón, una de sus principales características es que es muy beneficioso para la salud cardiovascular, lo que se atribuye a sus elementos constitutivos: mucha agua, aproximadamente un 20% de proteína de alta calidad y muy poca grasa saturada.
Entre todos los pescados azules, el salmón es sin duda el más consumido. Además, la Fundación Española de la Nutrición destaca que es rico en proteínas y minerales, como fósforo, selenio, yodo y potasio. También contiene vitamina B y vitaminas D y E.
Por estas propiedades, reduce el colesterol «malo» y aumenta los niveles de colesterol «bueno», disminuye la presión arterial, reduce la inflamación de las lesiones arterioescleróticas y retrasa su formación, como enfatizan las organizaciones de consumidores y usuarios. Del mismo modo, ayuda a fortalecer los huesos, ayuda a la formación de la estructura ósea, mantiene la glándula tiroides en buen estado y mejora la memoria.