El jamón york no existe:
El auténtico jamón de York posiblemente solo puedas encontrarlo en la ciudad de York, pero no en la charcutería o el supermercado donde sueles comprar el embutido. En nuestro país podemos encontrar hasta 6 tipos diferentes de jamón (o derivados).

La diferencia está en el aporte de jamón, el cual puede variar de un 80-90% a un 50%. Además, en el jamón denominado como fiambre, está permitido añadir féculas y una mayor cantidad de conservantes, aditivos y potenciadores del sabor.
Sal del Himalaya
Una de las grandes operaciones de marketing en la década de los 90 introdujo la sal del Himalaya en Alemania como uno de los productos que contiene 84 elementos esenciales para la salud y que era mucho más saludable que la sal común. Años más tarde se confirmó que este tipo de sal contiene entre 10 y 20 elementos esenciales (no 84) en una proporción prácticamente insignificante y que no se distingue de cualquier otra sal, básicamente se diferencia por su color rosado y nada más.

Aún así, este tipo de sal se sigue comercializando como un alimento lleno de beneficios y, lo peor de todo, es que su precio va de los 5€ a los 17€ el kilo, mientras que la sal marina la podemos encontrar por 19 céntimos el kilo.
BIBLIOGRAFÍA:
Otro gran éxito para el equipo de publicidad. Me recuerda a los superalimentos como la moringa, espirulina, quinoa, semillas de chía, arándanos y bayas de goji, entre otros. En la actualidad parece que sea necesario importar alimentos desde el otro lado del atlántico, y cuánto más raros mejor, para mantener una buena salud. Y no nos importa que los numerosos beneficios nutricionales que claman no estén probados, o estén en tan baja proporción que tendríamos que comer grandes cantidades para experimentarlos. El resto de alimentos como las espinacas, las zanahorias, los tomates y los pimientos ya no son suficientemente «cool» y nutritivos.